domingo, 31 de enero de 2010

Sesión 1

Lo que quedó en el tintero:
1. Brevemente, reitero o refresco comentarios para cada una de las 10 (¡al número 11 lo esperamos para la próxima!), en relación a los textos producidos en la primera reunión:

Carmen: Está muy bien utilizada en tu texto la sucesión narrativa. Así que tal como habíamos comentado, sólo prueba jugar un poco con los núcleos verbales para acabar de definirlos.

Ana: ¡Excelentemente plagiada la abuela! Ahora, me quedé pensando: ¿alguna vez lograste poner fin a su "trampa circular"? Te sugiero buscar también otra versión en la que por fin le tiendas una emboscada a la abuela, qué te parece?

Rosa: Ten en cuenta que la primera frase de un microrrelato es fundamental. Si en ella hablas precisamente de los finales (metaliteratura: literaura que habla de sí misma), el propio final de tu relato tiene que ser sorprendente! A ver cómo le das vuelta al asunto.

Puig: Me gustó mucho el "in-crescendo" de tu texto. Y la manera en que van apareciendo los números, aleatoria. El final está muy bien también, púlelo un poco si quieres, pero la idea es muy buena. Trabaja la cuestión del título, sugiero que pruebes con una sola palabra.

Marta: Muy buena la idea. Ahora, a lo que te comenté en el taller (intenta no nombrar a Juan Ramón Jiménez sino sugerirlo), le agregraría otra observación: ¿y si intentas relatarlo en tercera persona? No hace falta concretar ningún personaje, con que recurras a "él" o "ella" es suficiente.

María: También me gustó la idea. Sólo lo que hablamos en la reunión: intenta alivianar el peso de la palabra "intersticio" (es sobre todo porque tu texto va precisamente sobre el valor de las palabras, como el de Cortázar); no es necesario eliminarla, tal vez puedas poner el resto de las palabras a su altura. ¡Continúa dándole vueltas al asunto!

Luisa: ¡Muy bien reinterpretado el "Cruce"!. Me gusta que hayas sabido ver en la realidad más inmediata (¡la ausencia de nuestro muchacho!) material susceptible de transformarse en relato. Continúa puliéndolo un poquito, pero muy bien. Y búscale una vuelta al título.

Laura: Te digo lo mismo que a Luisa: ¡bravo por haber encontrado en tu propia (y afortunada) realidad la idea para el texto! La frase "y el martes me enamoré" es muy buena, además. Sólo te sugiero "despersonalizar" un poco el relato, trascender la idea de presentación personal y probar, por ejemplo, con una tercera persona, qué te parece?

Iratxe: Bien los dos textos. En tu reinterpretación del dinosaurio, me gusta mucho el cambio de roles: el que soñaba es soñado. Prueba limarlo un poco; quiero decir, despojarlo de palabras, resaltar más los dos extremos: el dinosaurio/sus huesos. Para el título, te sugiero uno contundente, de apenas una o dos palabras.

Tonia: ¡Genial la manera en que resolviste "la página en blanco"! Muy bien, de verdad, cómo supiste ver una historia incrustada en otra. Fíjate que con agregar una sola palabra, has cambiado por completo el sentido del texto original. ¿Sabes lo que te sugiero? Que revolviendo un poco las mismas palabras de "Cruce" te lances a jugar y a crear un texto nuevo con un sentido diferente. A ver qué sale.

(Por cierto, a propósito de lo que le ocurrió a Tonia, que es algo que nos sucede siempre a los que escribimos, recordadme para la próxima reunión que os cuente un cuento de Calvino muy oportuno para la ocasión)

2. Para la próxima reunión sería interesante que quien ya haya estrenado su "libreta de ideas" la lleve para presentarla, ¿qué os parece?

3.Y nada más, que este blog es de todos, y entre todos lo vamos haciendo. Ideas, sugerencias, opiniones, hallazgos, dudas, discusiones y más: ¡todo cabe en la mano de esta hormiga!

Once consejos para autores de cuentos brevísimos. Ana María Shua

1. Tomar una o varias porciones de caos (muy pequeñas) y transformarlas en un mínimo universo.
2. Como en las artes marciales en las que se aprovecha la fuerza del adversario, utilizar los conocimientos del lector, que sabe más de lo que cree.
3. Trabajar con la materialidad del texto. Por ejemplo, en el brevísimo: ¨Huyamos, los cazadores de letras est-n aq--¨
4. Azotar las palabras hasta conseguir que se agrupen en un rebaño ordenado. Tener el corral preparado de antemano.
5. Tejer lo fantástico y lo cotidiano en una sola trama. O no. Cortar lo que sobra.
6. Tallar la primera versión como una piedra en bruto, hasta obtener un diamante facetado. Si no es posible librarse incluso de la más mínima imperfección, tirar la piedra a la basura, sin piedad.
7. Si se ha conseguido atraparlo, es que está mal. Un buen cuento brevísimo resulta tan inasible y resbaladizo como cualquier pez o cualquier buen texto literario.
8. A veces no hace falta inventarlos, basta con descubrirlos, incrustados en otros textos, brillando.
9. Prueba de calidad: cuando es realmente bueno, muerde.
10. Ser breve. Y, preferiblemente, también genial.
11. Si se trata de proponer consejos, instrucciones o reflexiones sobre el oficio, que nunca sean diez.

Microrrelatos: algunas definiciones

Como ya hemos comentado en la primera reunión del taller, el término microrrelato es relativamente nuevo. Además, siguiendo a Cortázar, corresponde a un género tan huidizo en sus múltiples y antagónicos aspectos, que aún no está recogido en el Diccionario de la RAE.
Por lo tanto, mientras no se lo acabe de reconocer “oficialmente”, resulta interesante conocer cómo lo definen algunos teóricos y escritores:

David Lagmanovich los llama "cuentos concentrados al máximo, bellos como teoremas [...] que ponen a prueba nuestras maneras rutinarias de leer".

Juan Armando Epple ha definido así este tipo de composiciones: "Lo que distingue a estos textos como relatos es la existencia de una situación narrativa única, formulada en un espacio imaginario y en su decurso temporal, aunque algunos elementos de esta tríada (acción, espacio, tiempo), estén simplemente sugeridos."

Francisco Álamo Felices, en un estudio realizado para la Universidad de Almería, lo define como subgénero literario en prosa cuya articulación ficcional vendría a estar estructurada por la narratividad y la hiper-brevedad.

Paula Corroto, en un artículo del diario El Público, lo define así: “Es un golpe seco. Una bofetada maternal que te pilla de improviso. También un beso fugaz. El que nunca esperaste. Como esa mirada en el metro, casi de soslayo. Una mirada que sólo dura un par de segundos, pero que vale como una historia de amor eterna. Porque te impacta, te conmociona, te noquea. A veces para dejarte aterrado; otras, para quedarte con la más deliciosa de las sensaciones”.

Finalmente, Andrés Neuman, en una definición del relato breve realizada hace ya una década sostiene: “concibo el relato breve como una elipsis de su propio desarrollo, como una reducción de sí mismo. La escritura comienza en lo narrado y continúa en sus omisiones, que son las verdaderas decisiones que debe tomar el hacedor de cuentos. El cuento, en este sentido, aspira a una sencillez hermética: es el género que mejor sabe guardar un secreto”

Textos primera reunión

La brevedad

Con frecuencia escucho elogiar la brevedad y, provisionalmente, yo mismo me siento feliz cuando oigo repetir que lo bueno, si breve, dos veces bueno.
Sin embargo, en la sátira I, 1, Horacio se pregunta, o hace como que le pregunta a Mecenas, por qué nadie está contento con su condición, y el mercader envidia al soldado y el soldado al mercader. Recuerdan, ¿verdad?
Lo cierto es que el escritor de brevedades nada anhela más en el mundo que escribir interminablemente largos textos, largos textos en que la imaginación no tenga que trabajar, en que hechos, cosas, animales y hombres se crucen, se busquen o se huyan, vivan, convivan, se amen o derramen libremente su sangre sin sujeción al punto y coma, al punto.
A ese punto que en este instante me ha sido impuesto por algo más fuerte que yo, que respeto y que odio.

Augusto Monterroso
(En Movimiento perpetuo, recogido en Cuentos, fábulas y lo demás es silencio, México, Alfaguara, 1996)



Fin

De pronto, como predestinado por una fuerza invisible, el carro respondió a otra intención, enfilado hacia imprevisible destino, sin que mis inútiles esfuerzos lograran desviar la dirección para volver al rumbo que me había propuesto.
Caminamos así, en la noche y el misterio, en el horror y la fatalidad, sin que yo pudiera hacer nada para oponerme.
El otro ser paró el motor, allí en un sitio desolado. Alguien que no estaba antes, me apuntó desde el asiento posterior con el frío implacable de un arma. Y su voz definitiva, me sentenció:
- ¡Prepárate al fin de este cuento!

Edmundo Valadés
(En La otra mirada, Antología del microrrelato hispánico, Edic. de David Lagmanovich, Palencia, Menoscuarto, 2005)


La culta dama


Le pregunté a la culta dama si conocía el cuento de Augusto Monterroso titulado "El dinosaurio".
-Ah, es una delicia -me respondió- ya estoy leyéndolo.

José de la Colina
(En Tren de historias, México, Aldus, 1998)



Los dinosaurios, el dinosaurio


Cada soñador (¿o habría que decir durmiente?) tiene su dinosaurio, aunque lo común es que no lo encuentre al despertar. Soñadores impacientes despiertan siempre antes de que sus dinosaurios lleguen, y dinosaurios impacientes siempre se van antes de que sus soñadores despierten. Lo admirable del cuento de Monterroso consiste en presentar el único caso en que el tiempo del soñador coincidió con la paciencia de su dinosaurio y la impaciencia de un considerable número de lectores.

Raúl Brasca
(En La otra mirada, Antología del microrrelato hispánico, Palencia, Menoscuarto, 2005)


Las mil y una tardes

Ayer por la tarde escribí un cuento con un argumento muy simple, el más simple y tal vez el más malo de la historia. Trata de un cuentista que ayer por la tarde escribe un cuento muy simple, el más simple y tal vez el más malo de la historia: trata de un cuentista que ayer por la tarde escribe un cuento muy simple, el más simple y tal vez el más malo de la historia: trata de un cuentista que ayer por la tarde escribe un cuento muy simple, el más simple y tal vez el más malo de la historia...

Jaime Muñoz Vargas
(En La otra mirada, Antología del microrrelato hispánico, Palencia, Menoscuarto, 2005)


La brevedad


Me convenzo ahora de que la brevedad es una entelequia cuando leo una línea y me parece más larga que mi propia vida, y cuando después leo una novela y me parece más breve que la muerte.

Gabriel Jiménez Emán
(En La otra mirada, Antología del microrrelato hispánico, Palencia, Menoscuarto, 2005)

Cruce

Cruzaba la calle cuando comprendió que no le importaba llegar al otro lado.

Arturo Pérez Reverte
(En Microrrelatos, antología y taller, Valencia, Edit. Tilde, 2004)


Zafarrancho de combate


En el vapor de la carrera se realiza un zafarrancho de naufragio. Se controlan los botes y los pasajeros se colocan sus salvavidas (los niños primero y a continuación las mujeres). De acuerdo a las convenciones de la ficción breve, se espera que el simulacro convoque a lo real: ahora es cuando el barco debería naufragar. Sin embargo sucede todo lo contrario. El simulacro lo invade todo, se apodera de las acciones, los deseos, las caras de la tripulación y el paisaje. El barco entero es ahora un simulacro y también el mar. Incluso yo misma finjo escribir

Ana María Shua
(En Casa de geishas, Buenos Aires, Sudamericana, 1992)


Pida la palabra, pero tenga cuidado


Cuando el catedrático doctor Lastra tomó la palabra, ésta le zampó un mordisco de los que te dejan la mano hecha moco. Al igual que más de cuatro, el doctor Lastra no sabía que para tomar la palabra hay que estar bien seguro de sujetarla por la piel del pescuezo si, por ejemplo, se trata de la palabra ola, pero que a queja hay que tomarla por las patas, mientras que asa exige pasar delicadamente los dedos por debajo como cuando se blande una tostada antes de untarle la manteca con vivaz ajetreo.¿Qué diremos de ajetreo? Que se requieren las dos manos, una por arriba y otra por abajo, como quien sostiene a un bebé de pocos días, a fin de evitar las vehementes sacudidas a que ambos son proclives. ¿Y proclive, ya que estamos? Se la agarra por arriba como a un rabanito, pero con todos los dedos porque es pesadísima. ¿Y pesadísima?
De abajo, como quien empuña una matraca. ¿Y matraca? Por arriba, como una balanza de feria. Yo creo que ahora usted puede seguir adelante, doctor Lastra.

Julio Cortázar
(En Último round, Madrid, Siglo XXI Editores, 1972)


En defensa del oficio

Los que no escriben saben que escribir es fácil. Que para ello sólo es necesario un jardín, una mujer y un hombre que, por alguna circunstancia de la vida, ha olvidado la cita. Los que no escriben saben que eso es suficiente para escribir una novela o un cuento, según si en medio del hombre y la mujer interviene un tercero con intenciones de contrariarlo todo. De eso dependen la extensión y la intención de la historia. Sin embargo, los que escriben piensan todo lo contrario y si se empeñan en estar horas enteras frente a la página en blanco, quemándose las pestañas y la sesera, creando largos e intrincados argumentos, es sólo porque quisieran encontrar finalmente esa verdad de que tan buena fuente saben los que no escriben.

Rogelio Guedea
(En Del aire al aire, Barcelona, Thule Ediciones, 2004)

sábado, 30 de enero de 2010

La mano de la hormiga

¡Cuentos largos! ¡Tan largos! ¡De una pájina! ¡Ay, el día en que los hombres sepamos todos agrandar una chispa hasta el sol que un hombre les dé concentrado en una chispa; el día en que nos demos cuenta que nada tiene tamaño, y que, por lo tanto, basta lo suficiente; el día en que comprendamos que nada vale por sus dimensiones –y así acaba el ridículo que vio Micromegas y que yo veo cada día-; y que un libro puede reducirse a la mano de una hormiga porque puede amplificarlo la idea y hacerlo universo!

Juan Ramón Jiménez

(En Cuentos largos y otras prosas narrativas breves, Palencia, Menoscuarto, 2008)

El taller

¿Qué es un taller de escritura?


"Yo le aconsejaría a la gente que escribiera, porque es como agregar un cuarto a la casa de la vida. Está la vida y está pensar sobre la vida (escribir), que es como recorrerla intensamente, duplicarla"

Adolfo Bioy Casares


Un taller de escritura es:


Un viaje: Es la escritura en movimiento, un recorrido que parte de una idea y, tras surcar diferentes técnicas, recursos y estrategias, acaba arribando al texto.

Un taller de lectura: La lectura y la escritura se retroalimentan permanentemente: a escribir se aprende leyendo. Un Taller de Escritura debe fomentar toda clase de lecturas, de obras clásicas y contemporáneas, de artículos de prensa y publicitarios, incluso de imágenes. Y sobre todo, se debe potenciar la lectura de los textos producidos por los talleristas en cada sesión.

Un espacio activo donde se fusionan el trabajo y el placer, donde se intercambia la información, donde la creación individual se enriquece siempre con la mirada del otro.

Un laboratorio en el que se intentan infinitas fórmulas, donde se prueba se analiza y experimenta con diferentes materiales y herramientas.

Un espacio de reflexión siempre abierto a la comunicación y al comentario crítico.

Un lugar donde se comparten las palabras y los silencios.

La posibilidad de, al menos por un instante, recorrer intensamente la vida y duplicarla.


¡Bienvenidas y bienvenidos a la aventura!

Bienvenidas / Bienvenidos al Taller

La bella y el dinosaurio
(Fotografía de Carmen Herrera)

Bienvenidos

al Taller de Microrrelato

del Centre Cívic Pati Llimona

enero-marzo 2010