domingo, 7 de febrero de 2010

Textos segunda reunión

El iluso y los incrédulos


Hace calor. En el bar un grupo de hombres miran sin mirar los polvorientos rayos de luz que se filtran a través de la persiana.

- Puedo caminar por esos rayos- dice el iluso.

Los hombres se ríen y hacen apuestas. El iluso se trepa a uno de los rayos de luz, intenta dar un paso, tambalea y se cae. Los incrédulos cobran sus apuestas.

Ana María Shua

(En Botánica del caos, Edit. Sudamericana, Buenos Aires, 2000)

Novela de terror


Se despertó recién afeitado.

Andrés Neuman

(En Alumbramiento, Edit. Páginas de Espuma, Madrid, 2006)


Toda una vida


Lo vio pasar en un vagón de metro y supo que era el hombre de su vida. Imaginó hablar, cenar, ir al cine, yacer, vivir con él. Dejó de interesarle.

Beatriz Pérez Moreno

(En Por favor sea breve, Antología de relatos hiperbreves, Edic. de Clara Obligado, Editorial Páginas de Espuma, Madrid, 2001)


El viajero


El viajero no acababa de llegar. Sus familiares le esperaban nerviosos. No se explicaban su tardanza. Se habían gastado una buena suma de dinero en la compra de aquella trampa y en adornarla con aquel pedazo de queso de la mejor calidad.

Julia Otxoa

(En Kískili-Káskala, Edit. Vosa, Madrid, 1994)


Génesis III


Aquella mañana empezamos a ver las cosas más claras: la complejidad del Universo, la evolución de los seres vivos, que sobre un punto de apoyo se podría levantar el planeta, que era la Tierra la que giraba alrededor del Sol, y no al contrario y, sobre todo, intuimos que la existencia es un misterio indescifrable.

No habían pasado ni dos horas cuando llegó el guardia con la carta de desahucio: el casero había conseguido echarnos a la calle. Nos vinimos a este lugar tan feo, tuvimos hijos; del resto saben ustedes mucho más que nosotros. El caso es que aquella mañana, en el desayuno, habíamos compartido una manzan.

(En La glorieta de los fugitivos, Edit. Páginas de Espuma, Madrid, 2007)


Día de difuntos

Cuando llegué al tanatorio, encontré a mi madre enlutada en las escaleras.
-Pero mamá, tú estás muerta.
-Tú también, mi niño.
Y nos abrazamos desconsolados.

Fernando Iwasaki

( En Ajuar funerario, Edit. Páginas de Espuma, Madrid, 2004)


Sobre velocidad


¿Relatos vertiginosos, ficciones súbitas, cuentos fugitivos? De acuerdo, pero el buen microrrelato debe moverse con mucha rapidez mientras permanece inmóvil.

José María Merino

(En La glorieta de los fugitivos, Edit. Páginas de Espuma, Madrid, 2007)

No hay comentarios:

Publicar un comentario