miércoles, 24 de febrero de 2010

Cadáver exquisito II

A pedido especial de Marta, aquí va un nuevo cadáver exquisito. Esta vez, la consigna será más acotada. Cada uno debe comenzar su frase con la última letra de la frase del participante anterior. Ejemplo: El otro día, camino del metro/observé que un hombre me seguía/Al principio, pensé que eran alucinaciones mías/Sin embargo, comprobé, angustiada/al momento de llegar al andén, que...

Recordad que es importante copiar las intervenciones anteriores, agregar la propia, y respetar los signos de puntuación. Como siempre, se puede intervenir más de una vez.
Bueno, comienzo entonces, con la primera frase:

Regresó a su casa, donde no lo esparaba nadie.

8 comentarios:

  1. (Aclaración o fe de ratas: Donde dijo "no lo esparaba nadie" debió decir "no lo esperaba nadie". Errarum humanum est)

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  2. Regresó a su casa, donde no lo esparaba nadie. Era un mal presagio. Optó por servirse una copa de whisky.

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  3. Regresó a su casa, donde no lo esparaba nadie. Era un mal presagio. Optó por servirse una copa de whisky. Y entonces lo vió, ahí en el suelo de la sala.

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  4. Regresó a su casa, donde no lo esparaba nadie. Era un mal presagio. Optó por servirse una copa de whisky. Y entonces lo vió, ahí en el suelo de la sala. Aturdido corrió hasta él derramándole la bebida por encima.

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  5. Regreso a su casa donde no lo esperaba nadie. Era un mal presagio. Opto por servirse una copa de whisky. Y entonces lo vio, ahi en el suelo de la sala. Aturdido corrio hasta el derramandole la bebida por encima. Arañaba el suelo del parket, Ratomas junto a su sombra, que era todo menos alargada.

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  6. Regreso a su casa donde no lo esperaba nadie. Era un mal presagio. Opto por servirse una copa de whisky. Y entonces lo vio, ahi en el suelo de la sala. Aturdido corrio hasta el derramandole la bebida por encima. Arañaba el suelo del parket, Ratomas junto a su sombra, que era todo menos alargada. Angustia... Euforia. Sus ojos se regodeaban vi-endo vivi-endo la escena que tanto había soñado.

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  7. Regreso a su casa donde no lo esperaba nadie. Era un mal presagio. Opto por servirse una copa de whisky. Y entonces lo vio, ahi en el suelo de la sala. Aturdido corrio hasta él derramandole la bebida por encima. Arañaba el suelo del parket, Ratomas junto a su sombra, que era todo menos alargada. Angustia... Euforia. Sus ojos se regodeaban vi-endo vivi-endo la escena que tanto había soñado.
    Ojos que ven, corazón que siente.

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