lunes, 12 de abril de 2010

Ana

Celebración


Hubo una vez un olmo que dio peras. Fue un acontecimiento muy celebrado, ya que por fin pudieron callarse las bocas de todos aquellos cenizos aguafiestas siempre dispuestos a sabotear nuestros sueños.


Horóscopo


- ¡Arriba el telón! Vamos, sal ya, que es tu turno- .
La bailarina temblaba:- No puedo...no quiero...-.
- ¡Tienes que salir! ¡Vamos!-.
- ¡Que no! Lo he leído esta mañana...-.
A empujones salió, y se rompió la pierna.


El sueco


- ¿Mate? ¿Se refiere quizá a la hierba mate? ¿Mate-rial? ¿Jaque mate? ¿Mate-máticas? -.
- Limítese a contestar las preguntas-.
- Sí, señor juez...las maté yo. A todas-.



Es fácil juntar de nuevo a los Beatles


¡Bang! ¡Bang! Come together



Tienda de bromas I


Ante mi asombro, ya que para nada estábamos en carnaval, aquel hombre alto y flaco vestido de negro y con cara de funeral, entró en la famosa tienda de bromas “El rey de las fiestas”.
- ¿Qué desea señor? ¿Alguna peluca? ¿Alguna máscara? -.
- No quiero más máscaras. Vengo a que me arranquen la que llevo -.



La chapa triste



Linda Popi era una chapa popera, redonda y de colores brillantes. La envidia de la disco. Sin embargo, Linda Popi no era feliz; de hecho, estaba al borde del suicidio.
Una noche, a punto de arrojarse a un vaso de CocaCola para desintegrarse para siempre, oyó una voz:
- Detente! ¡No lo hagas!-.
Linda Popi se giró y lo que vio fue la chapa más hermosa que jamás había visto: de color negro brillante con unas letras rojas que decían NO A LA GUERRA.
- Maravillosa- , pensó Linda Popi al tiempo que gritaba: - ¡Tú no lo entiendes! Mi vida no tiene sentido, soy absurda e inútil para el mundo, y ya estoy harta de las conversaciones banales con mis amigas en la disco. En cambio tú sí que tienes suerte.
- ¿Qué dices, loca? respondió la otra chapa. Yo sí que estoy harta de tanto compromiso, tanta lucha., de pegarme con las chapas de derechas en las manifestaciones, de no tener ni un momento para mí. A mí me gustaría ser como tú, disfrutar, divertirme-..
Dicho esto, se angustió tanto que acabó uniéndose a Linda Popi con la intención de poner fin también a su existencia. Cogidas de la mano, juntas se lanzaron al vaso de CocaCola…
Pero con tanta charla la CocaCola había perdido fuerza, nuestras amigas sobrevivieron y tan sólo perdieron sus colores. Ahora, eran dos chapas lisas y brillantes.
-¡Genial! - gritaron al unísono. Y se perdieron juntas en la noche.

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