sábado, 6 de febrero de 2010

El cadáver de la hormiga

Pues aquí comienza el cadáver exquisito de La mano de la hormiga.

Yo escribiré la primera frase y vosotros/vosotras continuáis la historia. Se trata de que cada participante copie la frase del anterior, agregue la propia y la suba como comentario. Y así sucesivamente, cada uno suma su frase a las anteriores, y el relato irá creciendo colectivamente (once + 1: vosotros y yo). Se puede intervenir más de una vez, si se desea, en un diálogo lúdico y libre. ¿Quién pone el punto final? Recordad el relato de Monterroso: dejemos fluir el relato que ya el final llegará solo.

Como el juego de La Telaraña, esto se construye entre todos (y aquí repito las palabras de nuestra compañera Luisa): "¡no soltéis la cuerda!".

[Mi primera frase va como comentario]

12 comentarios:

  1. Juré no volver a hacerlo. Pero no creo en Dios.

    Nunca contesta. Estuve hablándole sobre mis preocupanciones. Días. Noches... y nunca oí respuesta alguna.

    ResponderEliminar
  2. Aunque quizás, lo que sucedía es que no quería oirlas porque me importaban una eme.

    ResponderEliminar
  3. Las emes siempre fueron impredecibles. las uves si que son contundentes.

    ResponderEliminar
  4. Juré no volver a hacerlo. Pero no creo en Dios.
    Nunca contesta. Estuve hablándole sobre mis preocupaciones. Días. Noches... y nunca oí respuesta alguna.
    Aunque quizás, lo que sucedía es que no quería oírlas porque me importaban una eme.
    Las emes siempre fueron impredecibles. las uves sí que son contundentes.
    Uve de victoria, vértigo, vorágine, verborragia, vómito, Vladimir. Sin embargo,

    ResponderEliminar
  5. Juré no volver a hacerlo. Pero no creo en Dios.
    Nunca contesta. Estuve hablándole sobre mis preocupaciones. Días. Noches... y nunca oí respuesta alguna.
    Aunque quizás, lo que sucedía es que no quería oírlas porque me importaban una eme.
    Las emes siempre fueron impredecibles. las uves sí que son contundentes.
    Uve de victoria, vértigo, vorágine, verborragia, vómito, Vladimir. Sin embargo, siempre escojo a Vladimir, mi vampiro preferido, él sí que siempre escucha mis plegarias.

    ResponderEliminar
  6. Juré no volver a hacerlo. Pero no creo en Dios.
    Nunca contesta. Estuve hablándole sobre mis preocupaciones. Días. Noches... y nunca oí respuesta alguna.
    Aunque quizás, lo que sucedía es que no quería oírlas porque me importaban una eme.
    Las emes siempre fueron impredecibles. las uves sí que son contundentes.
    Uve de victoria, vértigo, vorágine, verborragia, vómito, Vladimir. Sin embargo, siempre escojo a Vladimir, mi vampiro preferido, él sí que siempre escucha mis plegarias.
    O eso parece hacer.

    ResponderEliminar
  7. Juré no volver a hacerlo. Pero no creo en Dios.
    Nunca contesta. Estuve hablándole sobre mis preocupaciones. Días. Noches... y nunca oí respuesta alguna.
    Aunque quizás, lo que sucedía es que no quería oírlas porque me importaban una eme.
    Las emes siempre fueron impredecibles. las uves sí que son contundentes.
    Uve de victoria, vértigo, vorágine, verborragia, vómito, Vladimir. Sin embargo, siempre escojo a Vladimir, mi vampiro preferido, él sí que siempre escucha mis plegarias.
    O eso parece hacer. Me voy, una vez más dejo a mi marido y a mis hijos. Se las arreglaran sin mi.

    ResponderEliminar
  8. ¿Sin mi?¿donde estoy realmente?¿donde he estado nunca?¿donde no he estado siempre?

    ResponderEliminar
  9. ...tal vez recorriendo mi yo interno en busca de mi alma...tal vez donde los sueños me lleven...

    ResponderEliminar
  10. Y entonces volví a hacerlo....y juré no jurar....

    ResponderEliminar