Empezaremos poniéndonos el corsé (ya habrá tiempo de desencorsetarnos). Se trata de jugar un poco a la escritura, esta vez con mecanismos muy restrictivos. La siguiente es una dinámica inspirada en los textos condicionados de Eduardo Abel Giménez (“MágicaWeb, Palabras y otros inventos) y consiste en crear un texto colectivo en el que cada palabra que lo compone debe comenzar con vocal.
Empezaré con las 5 primeras palabras; el participante siguiente copiará este principio de texto y lo continuará, con otras 5 palabras. El siguiente copiará estas 10 palabras y agregará las suyas, y así sucesivamente, siempre copiando las intervenciones anteriores y agregando la propia. Es importante respetar la puntuación utilizada por cada participante. El texto acabará cuando él mismo (el propio texto, digo) lo decida. O cuando lo demos por terminado sólo para empezar a enmarañarnos en algún otro asunto de los nuestros.
Aquí van, pues, las primeras cinco:
Aquel individuo odiaba, especialmente, afeitarse.
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Aquel individuo odiaba, especialmente, afeitarse. Esperó una auténtica aceptación incondicional.
ResponderEliminarAquel individuo odiaba, especialmente, afeitarse. Esperó una auténtica aceptación incondicional. Antes era imberbe. Ahora inhumano.
ResponderEliminarAquel individuo odiaba, especialmente, afeitarse. Esperó una auténtica aceptación incondicional. Antes era imberbe. Ahora inhumano.Intensamente alarmados, algunos acordaron actuar.
ResponderEliminarAquel individuo odiaba, especialmente, afeitarse. Esperó una auténtica aceptación incondicional. Antes era imberbe. Ahora inhumano.Intensamente alarmados, algunos acordaron actuar. Aullaban enfurecidos, obviamente ¿o acojonados?
ResponderEliminarAquel individuo odiaba, especialmente, afeitarse. Esperó una auténtica aceptación incondicional. Antes era imberbe. Ahora inhumano.Intensamente alarmados, algunos acordaron actuar. Aullaban enfurecidos, obviamente ¿o acojonados? Indudablemente estaban amedrentados.
ResponderEliminarAquel individuo odiaba, especialmente, afeitarse. Esperó una auténtica aceptación incondicional. Antes era imberbe. Ahora inhumano.Intensamente alarmados, algunos acordaron actuar. Aullaban enfurecidos, obviamente ¿o acojonados? Indudablemente estaban amedrentados. El imberbe, alarmado, accedió: -''¡Aféiteme!''. -''¿Osas a obligarme a esto?''.
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