lunes, 26 de abril de 2010

eRRe que eRRe Cadáver

Gente del Taller, he aquí nuestro juego de la semana. Para distendernos un poco y auto-reírnos, a propósito de nuestra reciente experiencia frente al micrófono, propongo un nuevo Cadrave Exquis. Comienzo con la primera frase y continuamos la historia entre todos, copiando la intervención del participante anterior y agregando la nuestra para seguir el relato. Se puede participar más de una vez. Si hay alguna duda con la técnica, podéis consultar las entradas "Cadáver exquisito" y "El cadáver de la hormiga", en este mismo blog.
Comienzo, pues:

Cuando acabó, emocionado, su discurso, descubrió que nadie lo había escuchado.

10 comentarios:

  1. oidos necios, palabras sordas -penso

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  2. La humanidad necesita urgentemente una audiometría y ¡debería entrar por la Seguridad Social!

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  3. Cuando acabó, emocionado, su discurso, descubrió que nadie lo había escuchado. Oídos necios, palabras sordas -pensó. La humanidad necesita urgentemente una audiometría y ¡debería entrar por la Seguridad Social!

    Pero lo justo se desoye y las necedades acostumbran a ganar las partidas.

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  4. Cuando acabó, emocionado, su discurso, descubrió que nadie lo había escuchado. Oídos necios, palabras sordas -pensó. La humanidad necesita urgentemente una audiometría y ¡debería entrar por la Seguridad Social!

    Pero lo justo se desoye y las necedades acostumbran a ganar las partidas. Las grandes ideas son cosa de otro tiempo, ya lo decía Joseph Goebbels, "una mentira repetida mil veces se convierte en verdad"

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  5. Cuando acabó, emocionado, su discurso, descubrió que nadie lo había escuchado. Oídos necios, palabras sordas -pensó. La humanidad necesita urgentemente una audiometría y ¡debería entrar por la Seguridad Social!

    Pero lo justo se desoye y las necedades acostumbran a ganar las partidas. Las grandes ideas son cosa de otro tiempo, ya lo decía Joseph Goebbels, "una mentira repetida mil veces se convierte en verdad" . ¿Verdades como puños o puños para conseguir verdades?.

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  6. Cuando acabó, emocionado, su discurso, descubrió que nadie lo había escuchado. Oídos necios, palabras sordas -pensó. La humanidad necesita urgentemente una audiometría y ¡debería entrar por la Seguridad Social!

    Pero lo justo se desoye y las necedades acostumbran a ganar las partidas. Las grandes ideas son cosa de otro tiempo, ya lo decía Joseph Goebbels, "una mentira repetida mil veces se convierte en verdad" . ¿Verdades como puños o puños para conseguir verdades?.
    Probablemente, aquel era su castigo por ser un gran farsante, un tejedor de mentiras cada vez más frágiles.

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  8. Cuando acabó, emocionado, su discurso, descubrió que nadie lo había escuchado. Oídos necios, palabras sordas -pensó. La humanidad necesita urgentemente una audiometría y ¡debería entrar por la Seguridad Social!

    Pero lo justo se desoye y las necedades acostumbran a ganar las partidas. Las grandes ideas son cosa de otro tiempo, ya lo decía Joseph Goebbels, "una mentira repetida mil veces se convierte en verdad" . ¿Verdades como puños o puños para conseguir verdades?.

    Probablemente, aquel era su castigo por ser un gran farsante, un tejedor de mentiras cada vez más frágiles. Y pensó en las mariposas que se mecían al viento en la Plaça dels Llibres Imaginats, expuestas a la vista de todos.

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  9. Cuando acabó, emocionado, su discurso, descubrió que nadie lo había escuchado. Oídos necios, palabras sordas -pensó. La humanidad necesita urgentemente una audiometría y ¡debería entrar por la Seguridad Social!

    Pero lo justo se desoye y las necedades acostumbran a ganar las partidas. Las grandes ideas son cosa de otro tiempo, ya lo decía Joseph Goebbels, "una mentira repetida mil veces se convierte en verdad" . ¿Verdades como puños o puños para conseguir verdades?.

    Probablemente, aquel era su castigo por ser un gran farsante, un tejedor de mentiras cada vez más frágiles. Y pensó en las mariposas que se mecían al viento en la Plaça dels Llibres Imaginats, expuestas a la vista de todos. Le recordaban a alguien. Alguien que no quería reconocer que recordaba. Una mariposa en toda regla que seguía volando libre.

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  10. Cuando acabó, emocionado, su discurso, descubrió que nadie lo había escuchado. Oídos necios, palabras sordas -pensó. La humanidad necesita urgentemente una audiometría y ¡debería entrar por la Seguridad Social!

    Pero lo justo se desoye y las necedades acostumbran a ganar las partidas. Las grandes ideas son cosa de otro tiempo, ya lo decía Joseph Goebbels, "una mentira repetida mil veces se convierte en verdad" . ¿Verdades como puños o puños para conseguir verdades?.

    Probablemente, aquel era su castigo por ser un gran farsante, un tejedor de mentiras cada vez más frágiles. Y pensó en las mariposas que se mecían al viento en la Plaça dels Llibres Imaginats, expuestas a la vista de todos. Le recordaban a alguien. Alguien que no quería reconocer que recordaba. Una mariposa en toda regla que seguía volando libre.

    Pero bien sabía que eso era sólo una metáfora, y que allí no había mariposas ni libertades, sino tan solo un recuerdo que le carcomía el alma.

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